miércoles, 22 de abril de 2015

EL GOBERNADOR SANCHO

Capitulo XLV (Cuarenta y cinco)

Advertidos todos en la ínsula de la burla, Sancho fue recibido ceremoniosamente y con gran júbilo. Luego debió administrar justicia para probar sus aptitudes como gobernador. 

Rehusó el tratamiento de Don Quijote y pidió que lo llamasen Sancho Panza. Ya estaba preparado el tribunal cuando se le presentaron tres querellas, una de las cuales involucraba a un anciano que había recibido un préstamo y aseguraba haber pagado la deuda, pero Sancho pudo descubrir que ella mentía. 

La última consistía en un sastre y un cliente que no lograban ponerse de acuerdo por el trabajo realizado, lo que también supo solucionar.

Después de haber solucionado todos los conflictos, Sancho fue llevado a un palacio lujoso dónde se le ofreció un gran banquete; a su lado estaba el médico quien, continuamente, ordenaba que le retiraran el plato justo en el momento de empezar a comer: y así uno a uno, iban presentando los deliciosos manjares sin que él llegara a probar bocado de ninguno.

Disgustado por las prohibiciones del médico, Sancho ordenó que lo sacaran del salón. Entonces llegó una carta del duque previniendo a Sancho sobre unos espías que intentaban envenenarlo. Además, él ya no aguantaba el hambre y pidió que le trajesen un pedazo de pan y uvas; pero le dijeron que debía esperar hasta la cena.


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