Turandot (segunda parte)
Llegan los ministros,
y los guardias y muchas mujeres se aprestan a la llegada del emperador, quien
preside la ceremonia, adorado por su pueblo.
Él mismo rey intenta
advertir y detener al príncipe, deseando querer parar con el baño de sangre y no
queriendo "cargar con el peso de la joven vida" por las pruebas pero
el joven rechaza esa oferta.
Turandot aparece en
escena y explica el porqué de su fría actitud frente a sus pretendientes. Una
de sus antepasadas, la princesa Lou-Ling, fue violada por un extranjero y
dejada por muerta.
Ella desea vengarla.
Entonces, imponiendo su prueba mortal a todos los príncipes que vienen de
distintos reinos para conquistarla se vengaría. Luego, Turandot misma formula
los acertijos. El primero es: "¿Quién es el fantasma que cada noche nace
de nuevo en el hombre y muere cada día?".
Calaf piensa y acierta
respondiendo: "la esperanza". Nuevamente ella pregunta: "¿Qué es
lo que flamea como una llama y no es fuego, y arde como la fiebre, pero se
enfría en la muerte?", y la respuesta a la segunda adivinanza es "la
sangre".
Finalmente, formula su
tercera pregunta: "¿Qué es lo que quema como el hielo, y cuanto más frío
es, más quema?". Al verlo dudar por varios instantes, Turandot ríe de la
suerte del concursante.
Éste, al observarla
directamente a los ojos y contemplar su belleza, se reincorpora triunfante y
responde: "Turandot”. El consejo de mandarines acepta la respuesta como correcta
y el reino se llena de alegría, vitoreando al ganador.
Entonces, ella clama a
su padre por piedad para que no entregue a su hija en manos de este extranjero,
pero el emperador replica que la palabra fue dada.
El príncipe, al ver la
resistencia de la princesa le propone un nuevo acertijo: si ella adivina su
nombre antes del alba, él morirá... pero si antes del alba no sabe su nombre se
casará con ella. Turandot, naturalmente, acepta la apuesta.
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